El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a casi 6 millones de personas al año, de las cuales más de 5 millones son consumidores directos y más de 600 000 son no fumadores expuestos al humo ajeno.
Casi el 80% de los más de mil millones de fumadores que hay en el mundo viven en países de ingresos bajos o medios, donde es mayor la carga de morbilidad y mortalidad asociada al tabaco.
El humo ajeno es el que llena restaurantes, oficinas y otros espacios cerrados cuando la gente quema productos de tabaco como cigarrillos, bidis y pipas de agua. El humo del tabaco contiene más de 4 000 productos químicos, de los cuales se sabe que al menos 250 son nocivos, y más de 50 causan cáncer.
En los adultos, el humo ajeno causa graves trastornos cardiovasculares y respiratorios, en particular coronariopatías y cáncer de pulmón. Entre los lactantes causa muerte súbita. En las mujeres embarazadas ocasiona bajo peso ponderal del recién nacido.
• Casi la mitad de los niños respiran normalmente aire contaminado por humo de tabaco en lugares públicos.
• Más del 40% de los niños tienen al menos un progenitor que fuma.
• El humo de tabaco ajeno causa más de 600 000 muertes prematuras cada año.
• En 2004, los niños representaron el 28% de las defunciones atribuibles al humo de tabaco ajeno.
Diversos estudios revelan que pocas personas comprenden los riesgos específicos para la salud que entraña el consumo de tabaco. Por ejemplo, un estudio realizado en China en 2009 reveló que sólo un 38% de los fumadores sabía que el tabaco provocaba cardiopatía coronaria, y sólo un 27% sabía que ocasionaba accidentes cerebrovasculares.
La mayoría de los fumadores que conocen los peligros del tabaco desean dejarlo. El asesoramiento y la medicación pueden duplicar con creces la probabilidad de que un fumador que desea abandonar el tabaco lo consiga.
Existe evidencia abrumadora que confirma que el consumo de tabaco sigue siendo el principal factor de riesgo para la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) en poblaciones mayores de 40 años con mayor probabilidad de padecerla de acuerdo al número de cigarrillos/día y años de consumo.
El antecedente de tabaquismo crónico y los síntomas respiratorios hacen sospechar la enfermedad, que se confirma con la realización de una espirometría, que es una prueba de función pulmonar sencilla e indolora que sirve para medir nuestra capacidad pulmonar.
Para poder cambiar el curso de la EPOC, es fundamental evitar que la gente comience a fumar y a las personas que fuman o que ya tienen la enfermedad, debemos educarlas e intervenir en cesación tabáquica.
Si fumás o tenés síntomas respiratorios, el Servicio de Neumonología y Cirugía Toráxica del Hospital Santa Isabel de Hungría cuenta con un equipo profesional capacitado, tecnología de última generación e infraestructura para.
• Detección precoz y categorización de la severidad de las patologías respiratorias
• Establecer estrategias anti-tabaco
• Educación en autocuidado y aumentar la adherencia al tratamiento en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, con el fin de disminuir las complicaciones.
Solicita turno personalmente o por teléfono para el “Programa de Detección Precoz de las Enfermedades Respiratorias” donde podrás obtener una evaluación clínica y funcional respiratoria en una sola consulta.
Fuente: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs339/es/
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