La vacunación se ha convertido en una de las mejores alternativas para prevenir enfermedades y reducir los índices de mortalidad en el mundo. Es preventiva, confiable y en la mayoría de los casos gratuita. Gracias a las vacunas, desde finales del siglo XVIII se ha reducido el azote de enfermedades como la polio, el sarampión y la viruela, y esto ha servido para salvar millones de vidas. Hoy día, las vacunas son nuestra mejor esperanza para poner fin a la pandemia de COVID-19 y volver a disfrutar de las personas que amamos y de las cosas que nos gustan.
Mito 1: Las vacunas pueden reemplazarse por una mejora en la higiene.
FALSO. Las enfermedades volverían a aparecer si las personas no se vacunan. Si bien una mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable nos protegen contra enfermedades infecciosas, muchas se pueden propagar independientemente de la higiene que mantengamos.
Mito 2: Las enfermedades de la infancia prevenibles por vacunas son inevitables.
FALSO. Aplicando las vacunas correspondientes en tiempo y forma evitamos las enfermedades y complicaciones tanto en niños como en adultos. Además, los niños no vacunados contra estas enfermedades quedan innecesariamente vulnerables.
Mito 3: Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas.
FALSO. Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta similar a la que produciría la infección natural, pero no causan la enfermedad (pueden reproducirla levemente) ni exponen a la persona vacunada a riesgos de posibles complicaciones. En cambio, la inmunización por infección natural expone a las personas a las complicaciones graves que traen aparejadas las enfermedades, incluso la muerte.
Mito 4: La vacuna antigripal es preventiva y 100% recomendable.
CIERTO. Es una vacuna que no contiene virus activo y solo un porcentaje pequeño de personas presenta fiebre ligera, cefalea y enrojecimiento en la zona de la piel donde se aplica. El Calendario Nacional indica que los niños menores de dos años deben recibirla para evitar enfermarse y prevenir ser una fuente de contagio. También, las embarazadas, los adultos con algunos factores de riesgo (diabetes, enfermedades cardiovasculares respiratorias, inmunodeprimidos, entre otros) y los trabajadores de salud.
Mito 5: La vacuna contra el cáncer de cuello uterino produce infertilidad.
FALSO. Muy por el contrario: por tratarse del segundo cáncer de mujer más común es fundamental que las niñas de 11 años se la apliquen; es gratuita y el Calendario Nacional lo recomienda. En la actualidad los varones de la misma edad también la reciben.
Mito 6: Las dosis que recibí en mi infancia no son de por vida.
CIERTO. La conocida triple bacteriana, por ejemplo, que previene el contagio de las bacterias que producen la tos convulsa, la difteria y el tétanos (entre otras), pierde su efectividad luego de diez años, razón por la cual es importante hacer refuerzos.
Mito 7: Con respecto al Covid-19, ¿Las vacunas evitan la infección?
FALSO. Todas las vacunas contra la COVID-19 demostraron eficacia para prevenir enfermedad grave y muerte en un alto porcentaje. Sin embargo, se comprobó que los pacientes vacunados pueden infectarse de coronavirus luego de haberse aplicado la vacuna, pero con un transcurso de la enfermedad bajo una sintomatología leve.
LAS VACUNAS SALVAN VIDAS.
Para obtener más información podés ingresar a http://www.hospitalsantaisabel.com.ar/ o comunicarte al 0810-999-2000
Copyright 2015 | Todos los derechos reservados
Desarrollado por R40Agencia