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Los días de calor ya llegaron, y con ellos, aumenta la exposición de nuestra piel a los daños que provoca el sol. Por eso, la Dra. Fernanda Flores, Jefa del Servicio de Dermatología de nuestro Hospital, nos invita a conocer cuáles son los cuidados que debemos tener y cómo reconocer lunares malignos, teniendo en cuenta que en nuestro país se registran más de 125.000 casos nuevos de cáncer de piel en ambos sexos por año.

En primer lugar, es importante aclarar que si bien la consulta con el especialista es fundamental, existen signos de alerta a los cuales debemos prestar atención al observar nuestra piel. Existe una regla denominada ABCDE que sirve para recordar cuáles son las características que pueden identificar a un melanoma:

• A de Asimetría: crece más en una de sus mitades que en otras, lo que produce una asimetría.
• B de Bordes: no son precisos y no se pueden delimitar.
• C de Color: tiene más de un color, como marrón, azul, negro, rojo o blanco.
• D de Diámetro: el lunar mide más de 6 milímetros.
• E de Evolución: el tamaño, la forma o el color del lunar están cambiando.  Puede comenzar a crecer, picar, arder o sangrar.  Lo que no es un buen síntoma.

Ante cualquiera de estos casos, es importante visitar a un profesional de la salud que pueda determinar si se trata de una lesión peligrosa o si es un lunar benigno.

Según la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (Iarc), en Argentina se atribuye el 52,8  por ciento de los casos de melanoma a la exposición a rayos UV.

Por otra parte, la Dra. Flores asegura que la mayoría de los tipos de cáncer de piel se pueden prevenir y comparte estos consejos para hacerlo:

• Evitar el sol durante el mediodía: los rayos solares son más fuertes entre las  10  y las 16hs. Se recomienda programar actividades al aire libre para otros momentos del día, incluso en invierno o cuando el cielo esté nublado.
• Usar protector solar todo el año. Los filtros solares no filtran toda la radiación UV perjudicial, especialmente la radiación que puede provocar un melanoma. Pero desempeñan un papel importante en un programa general de protección solar. Se recomienda usar un protector solar de amplio espectro con un FPS de al menos 30, incluso en días nublados, colocar media hora antes de la exposición abundante cantidad y volver a  aplicarlo cada dos horas o con más frecuencia si  estás nadando o transpirando. Se aconseja usar una cantidad generosa de protector solar en toda la piel expuesta, incluidos labios, punta de las oreja, palma de las manos y la parte posterior del cuello.
• Usar ropa de protección. Los protectores solares no brindan una protección completa contra los rayos UV. Por lo tanto, se recomienda cubrir la piel con prendas oscuras y de tejido ajustado que protejan los brazos y las piernas y un sombrero de ala ancha. También se aconseja utilizar lentes de sol, buscando los que bloquean ambos tipos de radiación UV: los rayos UVA y UVB.
• Evitar las camas solares. Las luces usadas en las camas solares emiten radiación UV y pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de piel.
• Los niños menores de 6 meses no deben exponerse al sol ya que no se les puede colocar protector solar.
• Controlar la piel regularmente e informar los cambios a tu médico. Examinar la piel frecuentemente para comprobar si hay nuevos bultos o cambios en lunares, pecas, protuberancias y marcas de nacimiento existentes.

Ante cualquier duda, te invitamos a comunicarte al 0810-999-2000 para solicitar un turno con nuestras especialistas en dermatología.